El desastre de Rancagua: donde la historia cambió y nació lo que somos hoy.

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En 1814 patriotas y españoles se disputaban en Chile el derecho a gobernar el país. Los ejércitos de ambos bandos se habían enfrentado muchas veces, pero nada había detenido el avance de las tropas realistas desde el sur. José Miguel Carrera estaba a cargo del gobierno del país, y Bernardo O’Higgins del ejército.

Ambos se pusieron de acuerdo para detener al enemigo que avanzaba hacia la región del río Cachapoal: O’Higgins avanzaría con sus hombres hacia la plaza de Rancagua, para atrincherarse allí. Otra parte del ejército, quedaría estacionado a dos leguas del lugar, para reforzar la lucha si era necesario.

El 1 de octubre, Mariano Osorio, que había llegado desde Perú con el encargo de reconquistar la capitanía general de Chile, atacó a las fuerzas patriotas, desde los cuatro lados de acceso a la plaza. Tenía 5 mil hombres bien armados, contra 1.180 bajo el mando de O’Higgins. La lucha fue encarnizada, pero la superioridad numérica y la mejor estrategia de los españoles, decidió el final.

Las tropas de caballería que deberían haber reforzado a los patriotas, no pudieron acercarse, ni menos cruzar el cerco instalado por los españoles.

Después de 33 horas de resistencia, O’Higgins decidió salir con sus tropas y atravesar, a sangre y fuego, la línea enemiga. Sólo un tercio de los soldados chilenos sobrevivieron. Por eso la historia conoce este episodio como el Desastre de Rancagua. Con él se puso fin al primer intento independentista de Chile, que se conoce como Patria Vieja; y se inició el periodo de Reconquista, por parte de los españoles.

¿Qué paso después de esta batalla?

En los días siguientes, Carrera intentó mantener su autoridad sobre las tropas chilenas negando a San Martín todo derecho a impartirles órdenes. El 18 de octubre, San Martín ofició a Carrera para que las tropas chilenas reconocieran al coronel mayor Marcos Balcarce como comandante general de armas, lo que no fue contestado por Carrera. Debido al estado conflictivo entre los chilenos y al no reconocimiento de su autoridad y peligro de saqueo, San Martín ordenó el 19 de octubre que los tres hermanos Carrera, y a los vocales de Junta de Chile, Julián Uribe y Manuel Muñoz Ursúa, que pasaran a San Luis a esperar órdenes de Buenos Aires, justificándole: «he creído conveniente la salida de V.S. no solo por su propia seguridad, sino igualmente por la tranquilidad de este pueblo», lo cual fue rechazado por todos.

Según un parte de José Miguel Carrera del 22 de octubre de 1814, las fuerzas chilenas que se refugiaron en Mendoza a sus órdenes estaban distribuidas entre: 105 artilleros, 229 infantes (169 infantes de varios cuerpos y 60 infantes de la patria7​ e ingénuos) y 374 soldados de caballería (164 de la Gran Guardia Nacional y 210 dragones al mando de Andrés Alcázar). ​

La enemistad entre las dos facciones chilenas aumentó y 74 de ellos firmaron un memorial redactado por Irisarri pidiendo a San Martín protección contra los Carrera y acusándolos de haber hecho caer los caudales en manos de Osorio de manera intencional, entre los que firmaron estaban O’Higgins, Mackenna, Freire, Vial, Bueras y Alcázar. Los partidarios de Carrera respondieron con la firma de un acta el día 19 por 138 de ellos, pidiendo a su gobierno exiliado que los protegiera del Gobierno de Cuyo. Entre los firmantes estaban Luis y Juan José Carrera y los tres hermanos Benavente.

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